Esta
meditación, hecha a conciencia y con sinceridad, puede conducirnos a profundas
sanaciones internas, al comprender que podemos liberarnos –a nosotros y a
nuestros hermanos–, en cualquier momento, de cualquier pensamiento de ataque.
Intenta, ante todo, reconocer con claridad qué juicios estás emitiendo, y
aceptar que no los quieres, pues te están aprisionando y te mantienen en el
infierno: el estado mental en el que gobierna el miedo y la sensación de
separación. Queremos liberarnos de estos pensamientos de ataque pues queremos
la paz, que es nuestro estado natural. Para ello, sin embargo, tenemos que
traerlos a la conciencia.
1.
Siéntate cómodamente
en tu cojín de meditación o en una silla, con la columna erguida pero sin
tensión. Respira algunas veces, con plena conciencia, de manera natural.
Escudriña tu mente en busca de las personas contra quienes guardas más
resentimientos. Luego piensa en todas las personas a quienes aprecias y amas, y
en los resentimientos aparentemente insignificantes que abrigas contra ellas.
Date cuenta de que emites juicios no amorosos contra todas las personas, por
mínimos que sean.
2.
Escoge a dos o tres
personas de cada grupo –los que amas y los que no amas–, intentando que tu
elección sea lo más neutra y al azar posible, sin excluir conscientemente a
ninguna en particular (si sientes la necesidad de trabajar y sanar tu relación
con una persona en particular, concéntrate sólo en ella).
3.
Toma clara nota
mental de todos los juicios o
pensamientos no amorosos que les guardas a cada una de estas personas. Intenta
traer sus rostros frente al tuyo y observarlos, uno por uno, mientras traes a
tu consciencia los pensamientos no amorosos que les guardas. Di por ejemplo:
“María, pienso que eres vanidosa, manipuladora, orgullosa y agresiva”. Intenta
ser lo más sincero posible con respecto a estos pensamientos. Recuerda que no
debes tener miedo de ellos, pues son juicios que provienen del ego o la
creencia en la separación, por lo tanto no son reales. Intenta no obstante no
excluir ningún pensamiento..
4.
Reconoce que estos
pensamientos no amorosos te están aprisionando a ti y a tu hermano. Una vez
hayas tomado nota de tus juicios, dile a cada uno de ellos: “Te libero de todos
mis juicios y pensamientos no amorosos (que eres agresiva, vanidosa, orgullosa
y manipuladora, por ejemplo). Me doy cuenta de que estos pensamientos me
encadenan y te encadenan. Nos los quiero”. Ahora mantente muy atento. Siente
cómo esta decisión sincera libera una gran cantidad de energía y permite,
tranquilamente, que emerja la paz.
5.
Dedica los últimos
minutos de esta meditación a aquietarte y mantenerte muy atento a tus cambios
internos. Si sientes la necesidad de seguir trabajando una relación en
particular, hazlo. Si te distraes, recuérdate a ti mismo que tu deseo, profundo
y real, es liberar al mundo y a tus hermanos de todas las cadenas que les has
impuesto. Puedes repetir la siguiente frase, si te resulta útil: “Libero al
mundo y a mis hermanos de todos mis pensamientos de ataque”. Permite que esta
decisión se convierta en un hábito de tu mente.
MEDITACIÓN SOBRE EL PERDÓN
Basada en Un curso de milagros
Rodrigo Restrepo Ángel
Escuela de Un curso de milagros
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