miércoles, 22 de diciembre de 2010

La Navidad se encuentra en ti.

                      
                           
Esta Navidad entrégale al Espíritu Santo todo lo que te hiere. Permítete a ti mismo ser sanado completamente para que puedas unirte a Él en la curación, y celebremos juntos nuestra liberación liberando a todo el mundo junto con nosotros. Inclúyelo todo, pues la liberación es total, y cuando la hayas aceptado junto conmigo la darás junto conmigo. Todo dolor que se traiga ante nuestra presencia desaparecerá, y sin dolor no puede haber sacrificio. Y allí donde no hay sacrificio, allí está el amor.

                         Tú que crees que el sacrificio es amor debes aprender que el sacrificio no hace sino alejarnos del amor. Pues el sacrificio conlleva culpabilidad tan inevitablemente como el amor brinda paz. La culpabilidad es la condición que da lugar al sacrificio, de la misma manera en que la paz es la condición que te permite ser consciente de tu relación con Dios. Mediante la culpabilidad excluyes a tu Padre y a tus hermanos de ti mismo. Mediante la paz los invitas de nuevo al darte cuenta de que ellos se encuentran allí donde tú les pides que estén. Lo que excluyes de ti mismo parece temible, pues lo imbuyes de temor y tratas de deshacerte de ello, si bien forma parte de ti. ¿Quién puede percibir parte de sí mismo como despreciable, y al mismo tiempo vivir en paz consigo mismo? ¿Y quién puede tratar de resolver su "conflicto" interno entre el Cielo y el infierno expulsando al Cielo y dotándolo de los atributos del infierno, sin sentirse incompleto y solo?

 
                 Mientras percibas el cuerpo como lo que constituye tu realidad, te percibirás a ti mismo como un ser solitario y desposeído. Y te percibirás también como una víctima del sacrificio, y creerás que está justificado sacrificar a otros. Pues, ¿quién podría rechazar al Cielo y a su Creador sin experimentar una sensación de sacrificio y de pérdida? ¿Y quién podría ser objeto de sacrificios y pérdidas sin tratar de rehacerse a sí mismo? No obstante, ¿cómo ibas a poder hacer esto por tu cuenta, cuando la base de tus intentos es que crees en la realidad de la privación? Sentirse privado de algo engendra ataque, al ser la creencia de que el ataque está justificado. Y mientras prefieras conservar la privación, el ataque se vuelve salvación y el sacrificio amor.


                  Y así resulta que, en tu búsqueda de amor, vas en busca de sacrificio y lo encuentras. Mas no encuentras amor. Es imposible negar lo que es el amor y al mismo tiempo reconocerlo. El significado del amor reside en aquello de lo que te desprendiste, Lo cual no tiene significado aparte de ti. Lo que prefieres conservar es lo que no tiene significado, mientras que lo que quieres mantener alejado de ti encierra todo el significado del universo y lo conserva intacto dentro de su propio significado. Si el universo no estuviese unido en ti, estaría separado de Dios, y estar sin Él es carecer de significado.


              Nací para enseñar la lección de que el sacrificio no está en ninguna parte y de que el amor está en todas partes, y ésta es la lección que todavía quiero enseñarles a todos mis hermanos. Pues la comunicación lo abarca todo, y en la paz que re-establece, el amor viene por su propia voluntad.


              Unámonos en la celebración de la paz, no exigiéndole a nadie ningún sacrificio, pues de esta manera me ofreces el amor que yo te ofrezco. ¿Qué podría hacernos más felices que percibir que no carecemos de nada? Ése es el mensaje de la hora de Cristo, que yo te doy para que tú lo puedas dar y se lo devuelvas al Padre, que me lo dio a mí. Pues en la hora de Cristo se restablece la comunicación, y Él se une a nosotros para celebrar la creación de Su Hijo.


                              Ésta es la época en la que muy pronto dará comienzo un nuevo año del calendario cristiano. Tengo absoluta confianza en que lograrás todo lo que te propongas hacer. Nada te ha de faltar, y tu voluntad será completar, no destruir. Dile, entonces, a tu hermano.

 Te entrego al Espíritu Santo como parte de mi
 Sé que te liberarás, a menos que quiera valerme de ti para apasionarme a mi mismo.

                    De esta forma damos comienzo al año con alegría y en libertad. Es mucho lo que aún nos queda por hacer, y llevamos mucho retraso. Acepta el instante santo con el nacimiento de este año, y ocupa tu lugar - por tanto tiempo vacante - en el Gran Despertar. Haz que este año sea diferente al hacer que todo sea lo mismo. Y permite que todas tus relaciones te sean santificadas. Ésta es nuestra voluntad. Amen.

Jesús UCDM

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