No nos opongamos a nuestra función. No fuimos nosotros quienes la establecimos. No fue idea nuestra. Se nos han proporcionado los medios para llevarla a cabo perfectamente. Lo único que se nos pide es que aceptemos nuestro papel con genuina humildad, y que no neguemos con un aire de falsa arrogancia que somos dignos de él. Poseemos la fuerza necesaria para hacer lo que se nos pide llevar a cabo. Nuestras mente están perfectamente capacitadas para desempeñar el papel que nos asignó Uno que nos conoce bien.
UCDM- Lec.186.2
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