miércoles, 5 de enero de 2011

Solo el sanador no sanado intentaría sanar por dinero


  Nadie puede pagar por la terapia, porque la curación es de Dios y El no pide nada. Es, sin embargo, parte de Su plan, que todo en este mundo sea utilizado por el Espíritu Santo para ayudar a llevar a cabo el plan. Incluso un terapeuta avanzado tiene ciertas necesidades terrenas mientras que permanece aquí. Si necesita dinero, le será dado, no como pago, sino para ayudarle a servir mejor los propósitos del plan. El dinero no es el mal; no es nada. Pero nadie aquí puede vivir sin ilusiones, ya que aun hay que pugnar por que todo el mundo acepte la última ilusión en todas partes. Tiene un gran peso en lo que se refiere a este propósito, para el cual vino aquí. Permanece aquí solo para esto. Y mientras permanezca aquí todo lo que necesite durante su estancia le será otorgado.

  Solo el sanador no sanado intentaría sanar por dinero. Y no tendrá éxito en la misma medida en que valore ese dinero. Tampoco encontrará su curación en el proceso. Habrá algunos a los que el Espíritu Santo pedirá un pago por Su Propósito. Habrá otros a los que El no pedirá nada. No será nunca el terapeuta el que tome esas decisiones. Hay una diferencia entre pago y costo. Dar dinero donde el plan de Dios rige, no tiene coste alguno. Retenerlo o impedir que llegue a donde pertenece por derecho tiene un coste enorme. El terapeuta que hiciera esto perdería tal nombre, porque nunca comprendería lo que es la curación. No lo puede dar, por lo tanto no lo puede tener.

  Los terapeutas de este mundo no tienen en realidad ninguna utilidad para la salvación del mundo. Piden y por lo tanto no pueden recibir. Los pacientes solamente pagan por un intercambio de ilusiones. Esto, si que exige un pago, y su coste es enorme. Una relación "comprada" no puede ofrecer el único regalo donde toda curación es alcanzable. El perdón, el único sueño del Espíritu Santo, no puede tener coste. Porque, si lo tiene, lo único que hace es crucificar al Hijo de Dios de nuevo. ¿Podría ser esta la manera como ha de ser perdonado?. ¿Es esta la forma en que el sueño de pecado terminará?.

  El derecho a la vida es algo por lo que nadie tiene que luchar. Se le prometió y esta garantizado por Dios. En consecuencia, es un derecho que el terapeuta y el paciente comparten totalmente. Si su relación ha de ser santa, lo que uno necesita, el otro se lo da, de lo que uno carece, el otro provee. Es ahí donde la relación se torna santa, porque es ahí donde ambos son sanados. El terapeuta paga al paciente con su gratitud, y el paciente responde con la suya. No hay coste alguno para ambos. Pero ambos se hacen acreedores de un inmenso agradecimiento, por la liberación de un cautiverio y por el fin de la duda. ¿Quien podría no estar agradecido por un regalo tal?. Aún mas, ¿quien podría imaginar que algo así pudiese ser comprado?.

  Se ha dicho claramente que a quien necesite le será dado. Porque tiene, puede dar. Y porque da, recibirá. Esta es la ley de Dios y no la del mundo. Por lo tanto es la de los sanadores de Dios. Dan porque ellos han oído Su Mundo y lo han comprendido. Así, todo lo que necesiten les será dado. Pero perderían toda su comprensión si por un momento olvidasen que todo lo que tienen procede de Dios. Si creen que necesitan algo de un hermano, ya no podrán reconocerlo como tal por más tiempo. Y si hacen esto, hasta en el mismo Cielo se apaga una luz. Donde un Hijo de Dios se vuelve contra si-mismo, solamente puede encontrar obscuridad. Se ha negado la luz a él mismo, y no puede ver.

  Una regla debe ser siempre observada: nadie debe ser rehusado por no poder pagar. Nadie es enviado a alguien por accidente. Todas las relaciones tienen siempre un propósito. No importa lo que hayan sido antes de la llegada del Espíritu Santo, siempre son Su templo potencial; el lugar de descanso de Cristo, y el hogar de Dios Mismo. Quienquiera que venga ha sido enviado. Quizás fue enviado para proporcionarle a su hermano el dinero que necesitaba. Ambos serán bendecidos ahí mismo. A lo mejor, fue enviado para enseñar al terapeuta cuanto necesitaba el perdón, y cuan poco valioso es el dinero en comparación. De nuevo ambos serán bendecidos. Solamente en términos de coste podría tener uno más que otro. Al compartir, todos ganan una bendición sin coste alguno.

  Esta visión del pago puede resultar poco práctica, y a los ojos del mundo lo será. Pero en verdad ni un solo pensamiento mundano es realmente práctico. ¿Cuanto se puede obtener por luchar por las ilusiones?. ¿Cuanto se pierde cuando se abandona a Dios?. ¿Y es acaso posible hacer esto?. Ciertamente no es práctico pelear por nada, ni tampoco lo es intentar lo imposible. Por lo tanto, parémonos un instante, lo suficientemente largo para pensar esto: Quizás has estado buscando la salvación sin saber donde hacerlo. No importa quien te pida ayuda, él o ella pueden enseñarte donde buscarla. ¿Que mayor regalo que este se te podría ofrecer?. ¿Que mayor regalo podrías tu ofrecer?.

  Los médicos, sanadores, terapeutas, maestros, se sanan a si mismos. Muchos vendrán a ti portando el don de la curación, si te decides por ella. El Espíritu Santo nunca rehusará una invitación para entrar y permanecer junto a ti. Te dará oportunidades sin fin para que abras la puerta a la salvación, porque esa es Su función. Te dirá también, cual es exactamente tu función, en todas y cada una de tus circunstancias, y en todo momento. Cualquiera que El te envíe te hallará, y le ofrecerá su mano a su Amigo. Permite al Cristo en ti invitarle a entrar, porque, ese mismo Cristo, es en él igual que en ti. Niégale la entrada, y se la habrás negado al Cristo en ti. Recuerda la triste historia del mundo, y las alegres noticias de la salvación. Recuerda el plan de Dios para la restauración de la dicha y la paz. Y nunca olvides cuan simples son los caminos de Dios:


Estabas perdido en la obscuridad del mundo 
hasta que pediste luz.
Y entonces Dios te envió a Su Hijo para dártela.


"La cuestión de los honorarios"
 Manual de psicoterapia de UCDM


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