lunes, 4 de julio de 2011

¡Hamlet soy yo!


Si mi ego no sabe que está siendo representado por todos, mi personaje lucha por un protagonismo que sólo puede tomar el gran escenario al que pertenece. Como el haz de luz es al Sol, la estrella no es distinta de su propia luz, y así se iluminan mutuamente.
Cuando interpreto sin identifircarme con la experiencia de la actuación, la Obra y yo somos uno, y soy la gran obra de mi vida : mi conciencia se vuelca sobre la percepción sin juicio ni temor: Soy el testigo de la suma de los actos que me representan en todo.

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